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"Antes de la cena (o después) podrá disfrutar de un paseo por el parque y sus nueve hectáreas pobladas de nogales, tilos y cedros centenarios que perfuman el silencio. No hay nada más exótico que estos horizontes infinitos con brillos que van del dorado al color esmeralda y del ocre al color jade. No hay nada más bucólico que estos profundos valles angevinos en los que la poesía parece emanar de la naturaleza misma. Este encanto vegetal, realzado por las luces en constante cambio del valle del Loir, le servirá de prólogo para las sensaciones que le provocarán la cocina de Lilian Grimaud".