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Saint-Tropez, pequeño puerto que bajo el pincel de Signac o Matisse ya había revelado todas sus galas, muestra sus encantos desde los años 60 con la llegada de la actriz Brigitte Bardot. El glamur de Saint-Tropez se traduce en los focos de los cinematógrafos o en el resplandor de los proyectores de las frenéticas veladas, con champán siempre en mano. La jet set internacional se codeaba por este puerto con encanto de colores amarillo y anaranjado, donde los yates, cada cual más impresionante que el anterior, ayudaron a que el pueblo se convirtiera en el emblema de la elegancia a la francesa.
Recorra el distinguido golfo de Saint-Tropez y descubra las playas emblemáticas de la ciudad. La bahía de Pampelonne cuenta con las playas más conocidas de la región, donde a la jet set le gusta reunirse en las pistas de baile durante el periodo estival. Las playas de Sainte-Maxime o de Port Grimaud también ofrecen la posibilidad de saborear unos agradables baños.
